Te deseo lo mejor
hoy, si hoy, es el día en qué salgo de misión, no estoy nada nerviosa, es común en mi hacerlo. Me voy a un pueblo no tan lejano de la capital, pero si muy atacado por el hambre y la marginación, me voy nombra quedarme si no para llevar esperanza y amor a dónde falta. Hace poco soñé con el, es algo indescriptible lo que sentí al verlo, tenía más de un dos años sin verlo, pero lo que más me tenia extrañada era la actitud de Mauro. Mire hacia afuera del templo, estábamos en la eucaristía. Mire con recelo aquel autobús que nos llevaría a Santiago de Tlaquepaque. Una vez que acabo todo, salí de prisa arrastrando la maleta, con rumbo al autobús, Mauro ni cuenta de dio como ya era muy de costumbre.
Fueron más de dos horas de camino por mar y por montaña y llegamos al fin. Al bajarnos de la lancha, mire el panorama, era un verdor infinito, unas hermosas casa de madera, y en medio del pueblo una hermosa iglesia estiló barroco, echa de cantera rosa, con unos jardines hermosos en el frente. Había hermosos sauces, casi en cada esquina, con esas hermosas hojas que caen como cortinas de un verdor divino. Era un pueblo muy tranquilo, de indescriptible belleza al pie del mar. Un bello mar azul transparente. Las calles seguían siendo de empedrado. Me quede clavada en el piso, mirando sus alrededores, mientras que los demás se me adelantaban rumbo a casa de la familia que nos acogería todas esa semana. Al ver como se alejaban Mauro, Sor Guadalupe y Janine, tome la jaladera de la maleta y salí corriendo tras ellos. Caminamos varias horas, pues en este marginado pueblo no hay trabajo, por lo tanto no hay transporte. Subimos una colina, y justo casi en la punta la casa que nos recibía. Una familia pequeña, los padres Silvia y Luis y sus hijos Luis, Monserrat y Bruno. La casa hermosa de madera, con un bello jardín lleno de flores, nos hicieron pasar al los cuartos donde dormiríamos, para mi suerte me toco con Mauro. Pasábamos días mal, sin hablarnos, lo curioso: el prefería que lo amara sin amor a qué me fuera de su lado. Sólo estaba esperando a que pasara algo o mejor dicho a darme valor para dejarlo. Se nos fue la tarde en recoger los cuartos, poner la leña y desempacar. Cuando se dieron las 6 y se había ido la luz del día, como tampoco había luz eléctrica, utilizaban baterías de autos que cargaban en paneles de luz solar, conectados a focos. Lo prendieron y cenamos en silencio, cuando nos fuimos a dormir, cada quien se fue a su habitación en penumbras, donde sólo se colaba la luz de la luna llena traspasando la ventana y las cortinas.
Mauro se cambió, se puso un pantalón a rayas flojo, se quitó la camisa y abrió las cobijas para meterse en ellas y dormir. Por mi parte, me quite la ropa y me puse un vestido de cama, abri las cobijas y me acosté frente a frente a Mauro.
-Mauro- lo llamé temerosa, mientras me acurrucaba en las cobijas.
Que quieres?- contesto molesto, mientras abría poco a poco los ojos.
Nada olvídalo- suspire con tristeza - descansa amor- una vez dicho esto, me di la vuelta al lado contrario y comenze a pensar en El. Pensaba en que quizás el aún quererlo y tenerle algunos resentimientos era lo que estaba acabando con nuestro amor, pero me había lastimado y no podía perdonárselo. Me quede dormida queriendo descubrir que era lo que acababa con nosotros.
Al dia siguiente todo iba igual, o maso menos igual. Ya me había acostumbrado a sentirme sola, anormal y sobretodo mal querida. Era una misión, una olmo cualquier otra que hubiese hecho en mi vida no esperaba nada raro hasta que lo vi a el. Pasamos por una calle que parecía de ensueño, había una pequeña capilla llena de pasto y sauces gigantes que con sus cortinas daban aspecto de que estaba entrando a un mundo fuera de este, y en medio de el nacía un camino de trerraceria café, y a sus lados del camino que ya no llevaba a ninguna parte un conjunto de casitas. Ahí en plena calle se celebraba una quinceañera y el era el chambelán. Me recordó mucho a mi, pues el un día me remarco:
- Odio bailar, y nunca me ha gustado ser chambelán, si soy tu chambelán es por compromiso-
al ver que la joven que salía entre la música era la misma que le coqueteaba y le dejaba mensajes en su red social, y sobretodo yo odiaba porque se notaba que ella lo amaba y pues yo también lo amo. Ella tenía puesto un vestido rosa chillón, con algo de pedrería en el corsé, entre la faldilla caían olanes de tela tipo mosquitero de un rosa pastel con brillantinas, un tipo de vestido nada hermoso para mi gusto. Iba maquillada a conjunto con el vestido, con el pelo rizado y un tocado en el lado derecho de la media coleta que le habían echo.
El estaba parado a lo lejos y al perecer no me había visto, sentí un inmenso dolor en el alma al verlo tan...tan feliz. Me sentí tan ingrata, tan dolida, aún lo amaba. Aunque aún me quedaba una boba esperanza el estaba alejado de ella y mi mente gritaba por favor no te acerques a bailar con ella, comenzó la música y el la tomo por la mano izquierda y por la cintura, yo simplemente me quede clavada en el piso sintiendo como caían mis lágrimas al ver como la miraba a ella, la miraba justamente como e miraba a mi. Término el vals y ellos se quedaron parados sonriendo, vi como el deseoso quería besarla, peo quizás no lo hacia porque después de todo el sabía que yo estaba ahí. Camine a ellos y exclame feliz
-vamos bésala, yo se que quieres hacerlo-
Ellos inmediatamente se miraron contentos y se besaron tiernamente, lo único que pude hacer fue decirles
- les deseo lo mejor-
Una vez dicho esto me perdí entre las cortinas de los sauces y del camino de tierra con unas lágrimas inundando mis ojos, pero una felicidad a la vez porque sabía que era lo mejor.
Y aquí me tienen diez años después casada con Mauro, viviendo en África y fingiendo ser feliz a su lado recordando bien que al menos El siguió mi consejo, el es feliz a lado de aquella joven.
Te deseo lo mejor.... Amor mío.
Datos personales
- Angiee n.n
- Mi nombre es Angie Hurtado y mi pasión es escribir, me encanta escribir desde que tengo memoria espero que les gusten :)
miércoles, 17 de abril de 2013
sábado, 13 de abril de 2013
Let it Beat - Preguntas sin respuestas
-Hace tiempo que ya no es lo mismo- comente algo incomoda mientras veia a Cecilia, mi mejor amiga.
-Y porque sigues insistiendo?- comento decidida de lo que habia dicho, agachandose hacia mi. aunque reparo en las ultimas letras como si hubiera captado mejor lo que acababa de decir, y se enderezo.
-Solte una risita, algo finjida y ronca, mire hacia el vacio de la fria y gris avenida, como si lo buscara, cautelosa, para que no escuchara- No te preocupes- termine comentando, y arqueando la espalda, mire fijamente el suelo de marmol blanco con negro.
-Tengo que irme, no llores si?, todo estara bien- dicho esto Cecilia tomo su bolso, y se perdio una vez que cruzo el arco de la puerta-
Genial, pense, a nadie le importa.
Camine lentamente por el boulevar, Cabiz baja, sollozando mis penas.
Pensaba, como todo ese amor que no cabia en los dos antes, ahora se habia esfumado, y nos habia dejado como dos enteros desconocidos. Me quedaba una esperanza debida, Aunque siendo honesta, tenia miedo. Miedo a quedarme amando sola.
Una vez que sali de mis pensamientos me tope con que habia llegado a la acera frente a mi casa, levante la gran melena castaña que me cubria la cara, me limpie las lagrimas que brotaban de las pupilas verdes, y cruze la calle con rumbo a la casa blanca, de puerta de madera y ventanas con vitrales. Una vez estando frente a la puerta saque las manos del bolso del chaleco morado de terciopelo, e introduci en la cerradura la llave, una vez abierta la puerta entre en la calida y solitaria casa.
Tenia tanta tristeza inundando mi ser, tenia tantas preguntas y muy pocas respuestas...
Primer capitulo que tal les parecio? ya se que es muy corto pero BENDITO BACHILLERATO!!! no me deja hacer nada pero creanme que siempre intento escribir :)
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